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febrero 02, 2007

El público es lo que me mantiene viva


Por Yimel Diaz Malmierca, especial para Fotocuba

Dice Rosita, la Fornés de todos los cubanos, que desde los 25 preferiría olvidar la fecha en que cumple años. Esta quimera, medio en serio y medio en broma, es una de las pocas que su público no le aprobaría. Su presencia en la escena cubana desafía el tiempo y sus admiradores agradecen que así sea.

En su paso por la vida, Rosalía Palet Bonavía (11/02/1923), ha dejado una estela de absoluto dominio de la belleza como concepto y de la franqueza como conducta.

Si pudiera manipular el tiempo, ¿qué etapas de su vida saltaría y a cuáles regresaría siempre?

Yo tengo que darle gracias a la vida, estoy satisfecha. En cada etapa he vivido momentos interesantes y la vida me ha compensado los contratiempos. Empecé a trabajar desde los quince años como una aficionada en el aquel programa de La corte suprema del arte y desde entonces no paré de hacerlo. He llegado a estas alturas de mi vida y sigo trabajando. Tengo días en que estoy en mi casa, como es natural, pero siempre me están proponiendo e invitando a que me presente en las provincias…

¿No se cansa usted?

No, no, no me canso. Hago solo lo que debo de hacer.

En mi vida artística cultivé muchos géneros, no me dediqué a una especialidad, y aprendí que no puedes afrontar lo mismo cuando tienes 20, 25, 30 años que a los 80. Uno tiene que aprender a identificar lo que ya no le pega, eso es sentido común que es el menos común de los sentidos.

¿Qué hace para cuidarse la voz?

No hago nada, solo calentarla un poco cuando voy a trabajar. La voz es un músculo que tienes que ejercitar y hace bien estar cantando cada vez que puedas. Claro, también llevo una vida tranquila, no fumo, no tomo y no grito. Eso siempre es importante.

Desde muy joven usted desafió los prejuicios de su época optando por una profesión en la cual las mujeres no siempre eran bien vistas…

Es cierto, era muy joven, y trabajo me costó convencer a mis padres de que me dejaran cantar en público. Mi padre decía que yo era una señorita decente y que entre los artistas había de todo.

Cuando finalmente pude presentarme en La corte… y gané, vinieron a proponerme un contrato. Mi padre nuevamente dijo no. “Pero Papá, si a mí lo que me gusta es cantar y hasta me han dado un premio”, le reclamé casi llorando. A pesar de eso permaneció inflexible hasta que unos amigos de la familia lo convencieron. Eso sí, cada vez que iba a los ensayos, iba acompañada por mi tía, mi mamá o por él mismo. Sola nunca. Afortunadamente hoy las cosas han cambiado mucho.

Pero en ocasiones las mujeres se le sigue reservando una función decorativa y se les subestima el talento…

Bueno, sí, la mujer sigue siendo decorativa. El público agradece que la que salga a cantar tenga una buena voz y también una cara y un físico bonito. Eso ayuda a las mujeres y también a los hombres. Yo, a lo largo de mi carrera, vi cantantes, sobre todo en el género lírico, que tenían voces extraordinarias pero que físicamente no eran atractivos. Eso les impidió llegar a donde merecían.

Pero hay otro elemento que es también muy importante, el carisma, el ángel que les abre las puertas del triunfo a personas que no son precisamente hermosas.

¿Cuál ha sido su principal virtud?

A mí me ha ayudado mucho tener carisma, ángel. Nunca me he creído una primerísima voz. Es agradable si se quiere, y llega a las notas que tiene que llegar en dependencia del género, pero no me he creído mejor que nadie aunque sí he puesto mi corazón en todo lo que he hecho. Me exijo mucho a mí misma. A veces he salido al escenario y he tenido fallos que la gente no ha notado y me han dado un ovación. En esos casos siempre estoy conciente de que no me la merezco, pero ha funcionado el ángel, el carisma…

Yo he adorado mi profesión, me he entregado en cuerpo y alma, pero estoy conciente de que ya no debo hacer ciertas cosas. Mi público me recibe siempre con ovaciones y eso lo agradezco con el corazón, la vida y el alma. Eso es lo que me mantiene viva.

¿Qué personas marcaron su vida?

Siempre fui muy temerosa y analítica sobre lo que podía y debía hacer, por eso agradezco mucho la demostración de confianza que tuvieron en mis inicios los maestros Ernesto Lecuona y Gonzalo Roig, dos glorias de la música cubana. Ellos me escucharon, me halagaron me estimularon y fueron muy importantes en mi carrera…

También trabajé con otro maestro extraordinario, Adolfo Guzmán, y con el maestro Rodrigo Prats quien me dirigió en muchas zarzuelas y operetas. Cuando tenía dudas sobre cierto pasaje me tranquilizaba: “No te preocupes, solo mira mi batuta y tú verás que todo sale bien”

Esa confianza depositada en mí cuando aún era una principiante influyó definitivamente en mi carrera y en mi conducta como artista.

¿Le hubiera gustado dedicarse a alguna otra profesión?

No. Yo quise ser artista desde que tuve uso de razón. Me acuerdo que un tío me regaló en unos Reyes Magos un piano de juguete. Era blanco, precioso, con su banquetita ajustada para mi tamaño. Recuerdo que me encantó y que me pasaba el día tocándolo.

Otro de mis juegos preferidos era ponerme melenas largas con telas amarradas en la cabeza. Luego me sentaba con pose e inventaba canciones o repetía melodías que conocía…

Recuerdo que mi padre, como no podía pagarme una carrera universitaria, aspiraba a que al menos terminara el bachillerato y estudiara mecanografía, taquigrafía, inglés y que luego trabajara en una oficina. Nunca pude complacerlo.

Además del cariño del público, usted ha recibido muchos premios y reconocimientos institucionales a lo largo de su carrera…

Tengo un cuarto donde mi hija, Rosa María, y Tania, la hija de Armando, han colocado trofeos, reconocimientos, diplomas… yo lo llamo el cuarto del culto a la personalidad. Luego de la gira que hice hace tres años tuve que poner algunos en el comedor pues ya no me caben en esa habitación.

Todos esos reconocimientos son muy bonitos, los premios nacionales de teatro, de radio, de televisión y de música los agradezco mucho y los veo como un reconocimiento por los muchos muchos años que llevo trabajando.

Ahora que ha realizado su sueño de ser artista. ¿Cómo le gustaría que la recordaran?

¿Cuándo yo falte? Pues me gustaría que me recordaran como una artista agradecida, he tenido a lo que aspira cualquier creador, el cariño del pueblo. Uno puede estudiar mucho y ser bueno, pero lo que nos sostiene es el calor y el cariño que te demuestra el público cada vez que te presentas ante él. Eso es lo que te hace sentirte viva y te persuade de que vale la pena lo que hayas sacrificado para logarlo.


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Hemingway regresa a Vigía

Por Yimel Díaz Malmierca , especial para Fotocuba
fotos Reno Massola y Finca Vigía



Algunos aseguran que el espíritu de Ernest Hemingway (1899-1961) nunca se ha ido de Finca Vigía. Lo han visto flotando sobre el atajo que conduce a la casona; sentado junto a la piscina; frente a la tumba de sus fieles perros; o vagando por su dormitorio-despacho hasta la amplia ventana que se abre sobre un verde inmenso con la bulliciosa Habana y el mar en el horizonte.
Toda esta mística ha creado una leyenda acerca de la presencia en Cuba de uno de los más trascendentales narradores del siglo XX. Papá, como también le conocieron, encontró aquí tranquilidad de espíritu y cuerpo para entregarse a la literatura; y también amigos, historias y personajes que alimentaron sus novelas.
Finca Vigía es para muchos “hemingwayanos” el sitio que más testimonio brinda de su paso por la vida. La arquitectura y la ubicación geográfica de la casa lo sedujeron en 1939, cuando a propuesta de su esposa de entonces Martha Gelburn, decidió alquilarla.
Un año más tarde se verifica su primera prueba de gratitud con el lugar: parte del dinero ganado por la puesta fílmica de ¿Por quién doblan las campanas?, novela que terminó de escribir precisamente en la finca, los destinó a pagar los 18 500 dólares que le pedía Joseph D´Onos Duchamp por la propiedad. Desde entonces, y por más de dos décadas, Vigía fue su hogar.
Allí construyó un bungalow para las visitas y una torre con una habitación en los bajos donde se hospedaban sus 57 gatos y otra en lo alto, ventosa e iluminada, donde su cuarta esposa, Mary Welsh, lo imaginaba tecleando historias. Finalmente el salón resultó demasiado silencioso para el gusto del escritor y regresó a su despacho de siempre donde escribía de pie y descalzo, parado sobre la piel de un antílope joven cazado por Mary.
















Allí atesoran más de 9 mil libros, revistas y folletos hojeados en algún momento por Hemingway, más de 3 mil 500 fotos, manuscritos, mecanuscritos, cartas, su colección personal de obras de arte, sus trofeos de caza, sus ropas, sus armas de fuego, sus avíos de pesca …







Allí descansa también el Pilar, detrás de la piscina, bien conservado, como listo para echarse nuevamente a la mar, fiel al pacto que lo sentenció a quedar varado para siempre cuando uno de sus tripulantes faltara.
Gregorio Fuentes, el entrañable amigo, el Capitán del Pilar tampoco navegó nunca más. Él legó la propiedad de la embarcación al gobierno cubano con la certeza de que estaría, por siempre, a buen recaudo
Vígía son también más de cuatro hectáreas de tierras que aún funcionan como un pulmón para la localidad periférica de San Francisco de Paula donde está enclavada. Entre las ramas de sus numerosos árboles conviven, por ejemplo, 18 de las 21 especies de aves endémicas de la Isla. El microclima existente en esta colina, otrora torre de vigilancia del ejército español, y el cuidado humano, favorecieron la conservación de algunas especies vegetales en peligro de extinción como las palmas Petate y Corcho.
Todos estos detalles han sido incluidos en el proceso de restauración iniciado por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba en febrero del 2005 que ha contado con el apoyo de la Empresa de Restauración de Monumentos de la Oficina del Historiador de la Ciudad y de los especialistas del Centro Nacional de Restauración Museológica (CENCREM).

La restauración.

A pesar de los esfuerzos de los más fervientes admiradores de Hemingway, Vigía envejeció. Sus paredes se enmohecieron por la humedad, las termitas hicieron un banquete con las grandes vigas de madera que sostenían los techos y la estructura toda peligraba. Se imponía una restauración capital.
Instituciones norteamericanas comprometidas con la obra de Hemingway se interesaron por cooperar y la Isla aceptó el intercambio; pero Vigía, según el gobierno de George W. Bush, no merece hacer la excepción en el Bloqueo a Cuba, la finca no se yergue como un vínculo patrimonial compartido entre las dos culturas, es apenas una fuente de ingresos del gobierno Fidel Castro.
Esta actitud desvaneció algunas buenas intenciones y mutiló el acuerdo firmado en noviembre del 2002 entre el Social Science Research Council, de Estados Unidos, y el Consejo Nacional del Patrimonio Cultural donde se establecía un proyecto de recuperación, conservación y digitalización de cerca de 11 000 libros, cartas, revistas y folletos del autor de El Viejo y el Mar, Premio Pulitzer 1953 y Nobel en 1954, y que en un segundo momento contemplaba la reparación de la vivienda, el yate, la torre…























Cuba asumió entonces la restauración capital de la finca con un nivel de perfección que quizás ni el mismo Hemingway hubiera realizado. El principio asumido fue que todo debía quedar tal como lo dejó el escritor y periodista norteamericano en julio de 1960, fecha en la que salió de la Isla y nunca más regresó.
Su probado pragmatismo complicó las labores de conservación pues las soluciones de Hemingway a los problemas cotidianos muchas veces solo alivian el mal sin remediarlo. Cuando los techos se filtraron, por ejemplo, la orden del Papa fue hacer una cubierta encima de la defectuosa. “Esto obligó ahora a restaurar las dos”, aseguró Enrique Hernández Castillo, proyectista principal e inversionista del proyecto de restauración.
El estudio del color que tenía la casa en la década del 60 puso a prueba el talento y la experiencia de Elisa Serrano González como especialista en pintura mural y tratamiento de superficies. Los resultados de su estudio arqueológico parietal afirman que la casa no era blanca sino de llevaba ese tono mamoncillo claro que reviste hoy.
Elisa consiguió además develar escrituras ocultas en las paredes del baño privado: “Hemingway calculaba su peso con cierta frecuencia y escribía los resultados en la pared, algunas estaban expuestas, pero los especialistas del Museo sospechaban que existían otras. Luego de aplicar la misma técnica y remover seis capas de pintura, las encontramos concluyendo que además de su peso estaban el de uno de sus hijos y el de su amigo italiano Geanfranco Ivancich.”
La casa ya está totalmente lista y cada día se suceden las visitas de cubanos y extranjeros que intentan acercarse a este hombre que se definía a sí mismo como “un cubano sato”. Se trabaja ahora en la torre y el yate, para luego asumir la piscina, las áreas verdes, el desarrollo de algunos servicios, entre otros.

La ciencia arqueológica busca respuestas, huellas del paso del hombre por determinada época o lugar, pero en algunos casos se trata de conservar

















noviembre 08, 2006

Biatlé, fiesta deportiva

Temprano en la mañana se apreció un incesante ir y venir de los competidores por el circuito destinado para la cita del Biatlé en la Habana. Unos minutos antes de empezar los diecinueve encuentros programados, estaban en el escenario Klaus Schman, presidente UIPM, Ivar Sisniega, presidente de la disciplina para nuestro continente; y José Ramón Fernández, titular del Comité Organizador del Congreso Mundial Deporte para Todos, evento clausurado unas horas antes en el Palacio de Convenciones de la capital cubana.










Ivar Sisniega, presidente de la disciplina para nuestro continente participó en la competencia


Al centro el legendario Ramón Cordobés, ¡con 93 años!

Solo 10 segundos para depositar o recojer las pertenencias...

¡Y al agua!

Más fotorreportajes

noviembre 07, 2006

diciembre 26, 2005

Niños de mi país/ Cuban children (II)

Las tardes del Almendares

Las tardes del invierno cubano suelen ser frescas, quizás como lo fueron un día las aguas del río Almendares que por esta época, corría manso en siglos pasados. De regreso a casa siempre cruzo Puentes grandes y veo el río correr represa abajo. A veces es mi memoria la que corre río abajo o río arriba por aquellas tardes, un poquito lejanas ya, en que me escapaba con los compinches. Admiradores como éramos, de Sawyer y Huck, explorarabamos esas márgenes pestilentes, con sus fábricas, desagües y caseríos.
El Almendares era nuestro Missisippi en escala. Desde luego, nunca llegamos a emplumar a nadie.
Era pura emoción. Y yo era todavía un niño. Como Reinier y Ernesto, que me los encuentro ahora en el mismo Puentes Grandes, de compinches, pescando. Y no puedo evitar volver sobre mi infancia otra vez, cuando también pescaba en esas aguas, un poco más arriba, allá en el Parque Lenin y sacaba biajacas con mi hermano y mi padre y mi vara de pescar hecha de bambú. Y los botes que, adolescente ya, monté en el Parque Almendares, aguas abajo de este Puentes grandes donde me he topado con estos dos niños y con mis recuerdos.
Dicen que uno es de grande el niño que fue.


--O--

Perhaps the afternoons of the Cuban winter usually are fresh, like were it a day the waters of the Almendares river that by this time, ran tame in last centuries. From return to house always I cross Great Bridges and I see the river run dam down. Sometimes it is my memory the one that runs river down or river arrives in those afternoons, just a little bit distant already, in which it escaped to me with the pals. We was Admirers of Sawyer and Huck, and we explorer those pestilentes margins, with its factories, water-drainages and small villages. The Almendares was our Missisippi in scale. It was pure emotion. And I was still a boy. Like Reinier and Ernesto, who me the encounter now in the same Great Bridges, of pals, fishing. And I cannot avoid to again return on my childhood, when also it fished in those waters, a little above, back in the Lenin Park and removed to biajacas with my brother and my father and my twig to fish done of bamboo. And the boats that, adolescent already, I mounted in the Almendares Park, waters under this Great Bridges where I have run into with these two children and my memories. Memories say that people is adult in the same way that boy who was.
































diciembre 25, 2005

noviembre 29, 2005

Varadero




Cuba, el calor y Varadero
(English version top down )

En Cuba el verano extiende sus alas hasta bien entrados unos cuantos “frentes fríos” que provenientes del norte, refrescan la isla en los meses finales del año y hasta abril del siguiente. Y se las arregla para entre “norte” y “norte”, colarse con su calor sofocante. Así nos parece que tenemos un eterno verano, lo cual no es un problema si se tiene cerca una playa o algún depósito de agua por el estilo. Pero lo que a menudo se tiene es el sol hincando las espaldas y sudor corriendo por la frente como si se tratara de una catarata: la playa es una ilusión constante mientras llega el fin de semana.
Hay quien se “aventura” entonces en el transporte público y trata de llegar a las playas del este, con sus extensas franjas de arena.O a las del oeste, populares por su cercanía a la capital y con sus círculos sociales, pero de menos abolengo.
Y está también Varadero, la playa fetiche del turismo en Cuba en la que todos quisiéramos recalar alguna vez.

Llegar allí si que es una aventura para el común de los cubanos. Debo confesar que solo había estado antes por razones de trabajo. El mar lo vi desde la ventanilla del carro.
De modo que haciendo malabares con el transporte y el tiempo (y con una reservación de hotel que como premio ganó mi novia Leslie), salimos el fin de semana pasado, decididos a llegar al afamado balneario de la provincia de Matanzas.
Con suerte arribamos a las diez de la noche, un tanto fría en esta época. El hotelito no era de lo mejor, al menos lo que esperábamos como buenos cubanos. Pero nos acomodamos pronto, como buenos cubanos también. Y luego el cansancio de un viaje de mas de 8 horas, (en un tramo que se recorre naturalmente en dos y media) no nos dejo mas espacio para vigilia, así que nos metimos en la cama hasta bien entrada la mañana del día siguiente.


Después de desayunar nos fuimos al mar, a caminar por la costa como lo hacen tantos de un lado para el otro, constantemente. Veinte kilómetros de playa para recorrer sin preocupaciones de ninguna clase. Y un excelente clima además, propicio para desenfundar la cámara para hacer mis fotografías, que es, de todo lo que sé hacer, lo que más me gusta.Y con lo que me gano la vida.

Recorrimos la orilla de la playa durante cuatro días. Visitantes de “afuera”, como se dice en las islas; cubanos que llegaron como nosotros, tocados con un "tach de gloria"; pescadores y vendedores de artesanías, desfilaron frente a mi cámara junto a vegetales y conchas arrojados por el mar sobre la duna.Y algún que otro cangrejo aventurero. Todo un mundo singular de solaz y ocio.

Fuimos descubriendo Varadero con la mirada del visitante que ve las cosas por primera vez, pero sin prestarle mucha atención a la infraestructura turística, de la cual solo nos servimos para pernoctar y comer, cosas que hubiésemos hecho con gusto en las caletas de la playa si hubiese restaurante a nuestro alcance allí.


Y regresamos el lunes, con mejor estrella que en el viaje inaugural, a la ciudad calurosa, bullanguera y estridente que es la Habana, a soñar con un fin de semana de playa refrescante y relajadora, quizás no tan “lejana” como Varadero.

Cuba, the summer and the Varadero Beach

In Cuba the summer extends its wings until good entered a few “cold fronts” that originating of the north, refresh the island in the final months of the year and until April of the following one. And one fixes them stops between “north” and “north”, to strain itself with his suffocating heat. To thus it seems us that we have an eternal summer, which is not a problem if a beach or some water tank is had close of the sort. But what often it is had it is the sun sinking the backs and sweat running by the forehead as if one was a cataract: the beach is a constant illusion while the weekend arrives. There is one who “then adventure” in the public transport and is to arrive at beaches of the east, with its extensive sand strips. Or to those of the west, popular by its proximity to the capital and with its social circles, but of less ancestry. And it is also Varadero, the beach fetiche of the tourism in Cuba in which all we wanted to saturate sometimes. To arrive there is an adventure for the common of the Cubans. I must confess that it had before been for work reasons. The sea I saw from the window of the car. So that doing magic with transport and time (and with a hotel reservation that as prize gained my girlfriend Leslie), we left the last weekend, determined to arrive at the famous bath of the Matanzas province. With luck we arrived at ten, at night somewhat cold one at this time. The hotel was not of the best thing, at least what we hoped like good Cuban. But we accommodated soon, like good Cuban also. And soon the fatigue of a trip of but of 8 hours, (in a section that is crossed naturally in two) I do not leave but space us for watch, so we put in the bed until entered the morning of the following day. After having breakfast we went to the sea, to walk constantly by the coast since they do so many of a side for the other. Twenty kilometers of beach to cross without preoccupations of any class. And an excellent climate in addition, propitious to unholster the camera to make my photographies, that are, of everything what I know to do, which I like more. And with which I gain the life. We crossed the border of the beach during four days. Visitors of “outside”, as he says himself in the islands; Cuban which they arrived like us, touched with “tach of glory”; fishermen and salesmen of crafts, in front of marched past my camera next to vegetables and shells thrown by the sea on the dune. And some that another adventurous crab. Everything a singular world of leisure. We were discovering Varadero with the glance of the visitor that sees the things for the first time, but without giving much attention to the tourist infrastructure, of which single we used to spend the night and to eat, things that we had done with taste in creeks of the beach if there were restaurant to our reach there. And we returned Monday, with better star than in the inaugural trip, to the warm city, bullanguera and estridente that is Havana, to dream about a weekend of frech and relax beach, “perhaps not so distant” as Varadero.

noviembre 05, 2005

-Viñales

(English version top down)

La naturaleza distinguió al occidente cubano con un paraje de singular geografía. Viñales lo nombró el hombre y no deja de admirar, maravillado, las montañas y valles que lo conforman. Localizado en la Provincia de Pinar del Río, llamada la Catedral de la Naturaleza en Cuba.
Después de dos horas y media de viaje hacia el oeste desde La Habana, se llega a este lugar donde se abre ante los ojos el esplendor de un lomerío cuyas formaciones rocosas se conocen como mogotes, una especie de montaña de laderas abruptas.
Llamados hoyos, los valles entre los mogotes son cultivados con el aromático y místico tabaco, con el que se elaboran después los famosos puros.


Abundan también las grutas como la del río Palmarito que atraviesan la cordillera de Guaniguanico, o la del Indio, que puede recorrerse en bote.






Y la historia de las milicias en la Cuba revolucionaria empezó aquí, con los celebres Malagones que coparon a las bandas reaccionarias y a cuya memoria se levanta un sobrio mausoleo en la comunidad Moncada.













Distingue también a Viñales la proverbial nobleza y hospitalidad de sus habitantes, complemento maravilloso con la naturaleza de este sitio que apasiona a cuantos lo conocen.


Viñales valley

The nature distinguished to the Cuban West with a place of singular geography. Viñales named the man and it does not let admire, astonished, the mountains and valleys that conform it. Located in the Province of Pinar del Rio, call the Cathedral of the Nature in Cuba. After two hours and average of trip towards the west from Havana, it is arrived at this place where the rocky splendour of hills is opened before the eyes whose formation is known like wooded hills, a steep slope mountain species. Calls holes, the valleys between wooded hills are cultivated with the aromatic and mystical tobacco, with which the pure ones are elaborated later famous. The grottos like the one with the Palmarito river that cross the mountain range of Guaniguanico, or the one of the Indian also abound, who can cross itself in boat. And the history of the military services in revolutionary Cuba began here, with the celebrate Malagones that they won to the reactionary bands and whose memory to them Moncada rises to a sober mausoleum in the community. It also distinguishes to Viñales the proverbial nobility and hospitality of their inhabitants, wonderful complement with the nature of this site that gets passionate to whatever knows it.