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febrero 15, 2007

Fiesta de las palabras


(English version top down)

Como se esperaba, la XVI edición de la Feria Internacional del Libro que abrió sus puertas al público el 9 de febrero, ha motivado a habaneros de todas las edades a recorrer dos mil 774 metros cuadrados de la colonial fortaleza de San Carlos de la Cabaña, cifra récord, donde estarán ubicadas más de 550 editoriales extranjeras, junto a las 53 cubanas.

En esta ocasión se han puesto a disposición de los asistentes 8 millones 500 mil libros.

Para esta Feria, las editoriales nacionales han producido 368 títulos de diversa tiradas y a estos libros se suman casi mil 500 de los llamados de “inventario”, es decir, que se encuentran en almacenes de ediciones anteriores, y más de siete mil que clasifican como libros de uso o raros, modalidad de gran aceptación entre los lectores potenciales del país.

Party´s Words
As it were expected, the edition XVI of the International of Book Fair that opened to its doors to the public the 9 of February, has motivated Havanans of all the ages to cross two thousand 774 square meters of the colonial strength of San Carlos de la Cabaña bases record, where they will be located more than 550 foreign editorials, next to the 53 Cubans. In this occasion 8 million have made available of the assistants 500 thousand books. For this Fair, the national editorials have produced 368 titles of diverse distances and to these books 500 of the calls of “inventory” are added almost thousands, that is to say, that are in previous edition warehouses, and more than seven thousands than classify as rare books of use or, modality of great acceptance between the potential readers of the country.




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febrero 13, 2007

Escúchame entre el ruido

El pasado año el rock argentino cumplió 40 años y entre los diversos modos de celebrar el hecho estuvo hacer un disco que finalmente debió ser doble para acoger 27 temas y reclama una segunda y terceras partes ante tanto arte que quedó fuera.

Este proyecto, titulado 40 años de rock argentino, Escúchame entre el ruido, fue diseñado, coordinado y dirigido por uno de los músicos argentinos más talentosos de la actualidad, Lito Vitale, quien se declara deudor del género: “Nací y crecí oyendo rock y aunque no es la música que hago actualmente sigo siendo su escucha”, afirmó.

Lito escogió los temas según su criterio personal, según afirmó este viernes en La Habana, y luego invitó a algunas de las figuras cultivadoras del género a que cantaran, no sus temas, sino los de otros, en un cruzamiento que no tenía otra intención que homenajear esas cuatro décadas de resistencia cultural y de buena música.
La idea era hacer en La Habana una presentación especial del disco para lo cual cedieron los derechos a la empresa discográfico EGREM, y organizar un concierto similar a los realizados en la Argentina cuando salió Escúchame entre el ruido.

Finalmente este sábado fue la cita en la Tribuna Antimperialista José Martí bajo una pertinaz llovizna desafiada por miles de seguidores de este rock cuya virtud, que no la única, fue apropiarse de un ritmo, aparentemente ajeno, para diluirlo en las diversas expresiones de la cultura nacional.

El concierto fue preciso. Cada tema y figura invitada argumentó por sí sola su presencia en este proyecto homenaje. El público, en primera fila argentinos que estudian en la Isla o que están de paso, disfrutó hasta la lluvia pero no quedó satisfecho. Ante el anuncio del fin pidieron otra, y otra más, y otra más… y quizás todavía estaríamos allí… (leer más)













En el concierto de este sábado en la Tribuna Antimperialista se presentaron Juan Carlos Baglietto, Lito Vitale, Liliana Vitale, Pedro Aznar, Hilda Lizarazu, Horacio Fontova, Claudia Puyó, Palo Pandolfo, David Lebón, Héctor Stara, Ulises Butrón, Adrián Abonicio, y Rubén Goldín, entre otros.

















febrero 02, 2007

El público es lo que me mantiene viva


Por Yimel Diaz Malmierca, especial para Fotocuba

Dice Rosita, la Fornés de todos los cubanos, que desde los 25 preferiría olvidar la fecha en que cumple años. Esta quimera, medio en serio y medio en broma, es una de las pocas que su público no le aprobaría. Su presencia en la escena cubana desafía el tiempo y sus admiradores agradecen que así sea.

En su paso por la vida, Rosalía Palet Bonavía (11/02/1923), ha dejado una estela de absoluto dominio de la belleza como concepto y de la franqueza como conducta.

Si pudiera manipular el tiempo, ¿qué etapas de su vida saltaría y a cuáles regresaría siempre?

Yo tengo que darle gracias a la vida, estoy satisfecha. En cada etapa he vivido momentos interesantes y la vida me ha compensado los contratiempos. Empecé a trabajar desde los quince años como una aficionada en el aquel programa de La corte suprema del arte y desde entonces no paré de hacerlo. He llegado a estas alturas de mi vida y sigo trabajando. Tengo días en que estoy en mi casa, como es natural, pero siempre me están proponiendo e invitando a que me presente en las provincias…

¿No se cansa usted?

No, no, no me canso. Hago solo lo que debo de hacer.

En mi vida artística cultivé muchos géneros, no me dediqué a una especialidad, y aprendí que no puedes afrontar lo mismo cuando tienes 20, 25, 30 años que a los 80. Uno tiene que aprender a identificar lo que ya no le pega, eso es sentido común que es el menos común de los sentidos.

¿Qué hace para cuidarse la voz?

No hago nada, solo calentarla un poco cuando voy a trabajar. La voz es un músculo que tienes que ejercitar y hace bien estar cantando cada vez que puedas. Claro, también llevo una vida tranquila, no fumo, no tomo y no grito. Eso siempre es importante.

Desde muy joven usted desafió los prejuicios de su época optando por una profesión en la cual las mujeres no siempre eran bien vistas…

Es cierto, era muy joven, y trabajo me costó convencer a mis padres de que me dejaran cantar en público. Mi padre decía que yo era una señorita decente y que entre los artistas había de todo.

Cuando finalmente pude presentarme en La corte… y gané, vinieron a proponerme un contrato. Mi padre nuevamente dijo no. “Pero Papá, si a mí lo que me gusta es cantar y hasta me han dado un premio”, le reclamé casi llorando. A pesar de eso permaneció inflexible hasta que unos amigos de la familia lo convencieron. Eso sí, cada vez que iba a los ensayos, iba acompañada por mi tía, mi mamá o por él mismo. Sola nunca. Afortunadamente hoy las cosas han cambiado mucho.

Pero en ocasiones las mujeres se le sigue reservando una función decorativa y se les subestima el talento…

Bueno, sí, la mujer sigue siendo decorativa. El público agradece que la que salga a cantar tenga una buena voz y también una cara y un físico bonito. Eso ayuda a las mujeres y también a los hombres. Yo, a lo largo de mi carrera, vi cantantes, sobre todo en el género lírico, que tenían voces extraordinarias pero que físicamente no eran atractivos. Eso les impidió llegar a donde merecían.

Pero hay otro elemento que es también muy importante, el carisma, el ángel que les abre las puertas del triunfo a personas que no son precisamente hermosas.

¿Cuál ha sido su principal virtud?

A mí me ha ayudado mucho tener carisma, ángel. Nunca me he creído una primerísima voz. Es agradable si se quiere, y llega a las notas que tiene que llegar en dependencia del género, pero no me he creído mejor que nadie aunque sí he puesto mi corazón en todo lo que he hecho. Me exijo mucho a mí misma. A veces he salido al escenario y he tenido fallos que la gente no ha notado y me han dado un ovación. En esos casos siempre estoy conciente de que no me la merezco, pero ha funcionado el ángel, el carisma…

Yo he adorado mi profesión, me he entregado en cuerpo y alma, pero estoy conciente de que ya no debo hacer ciertas cosas. Mi público me recibe siempre con ovaciones y eso lo agradezco con el corazón, la vida y el alma. Eso es lo que me mantiene viva.

¿Qué personas marcaron su vida?

Siempre fui muy temerosa y analítica sobre lo que podía y debía hacer, por eso agradezco mucho la demostración de confianza que tuvieron en mis inicios los maestros Ernesto Lecuona y Gonzalo Roig, dos glorias de la música cubana. Ellos me escucharon, me halagaron me estimularon y fueron muy importantes en mi carrera…

También trabajé con otro maestro extraordinario, Adolfo Guzmán, y con el maestro Rodrigo Prats quien me dirigió en muchas zarzuelas y operetas. Cuando tenía dudas sobre cierto pasaje me tranquilizaba: “No te preocupes, solo mira mi batuta y tú verás que todo sale bien”

Esa confianza depositada en mí cuando aún era una principiante influyó definitivamente en mi carrera y en mi conducta como artista.

¿Le hubiera gustado dedicarse a alguna otra profesión?

No. Yo quise ser artista desde que tuve uso de razón. Me acuerdo que un tío me regaló en unos Reyes Magos un piano de juguete. Era blanco, precioso, con su banquetita ajustada para mi tamaño. Recuerdo que me encantó y que me pasaba el día tocándolo.

Otro de mis juegos preferidos era ponerme melenas largas con telas amarradas en la cabeza. Luego me sentaba con pose e inventaba canciones o repetía melodías que conocía…

Recuerdo que mi padre, como no podía pagarme una carrera universitaria, aspiraba a que al menos terminara el bachillerato y estudiara mecanografía, taquigrafía, inglés y que luego trabajara en una oficina. Nunca pude complacerlo.

Además del cariño del público, usted ha recibido muchos premios y reconocimientos institucionales a lo largo de su carrera…

Tengo un cuarto donde mi hija, Rosa María, y Tania, la hija de Armando, han colocado trofeos, reconocimientos, diplomas… yo lo llamo el cuarto del culto a la personalidad. Luego de la gira que hice hace tres años tuve que poner algunos en el comedor pues ya no me caben en esa habitación.

Todos esos reconocimientos son muy bonitos, los premios nacionales de teatro, de radio, de televisión y de música los agradezco mucho y los veo como un reconocimiento por los muchos muchos años que llevo trabajando.

Ahora que ha realizado su sueño de ser artista. ¿Cómo le gustaría que la recordaran?

¿Cuándo yo falte? Pues me gustaría que me recordaran como una artista agradecida, he tenido a lo que aspira cualquier creador, el cariño del pueblo. Uno puede estudiar mucho y ser bueno, pero lo que nos sostiene es el calor y el cariño que te demuestra el público cada vez que te presentas ante él. Eso es lo que te hace sentirte viva y te persuade de que vale la pena lo que hayas sacrificado para logarlo.


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Hemingway regresa a Vigía

Por Yimel Díaz Malmierca , especial para Fotocuba
fotos Reno Massola y Finca Vigía



Algunos aseguran que el espíritu de Ernest Hemingway (1899-1961) nunca se ha ido de Finca Vigía. Lo han visto flotando sobre el atajo que conduce a la casona; sentado junto a la piscina; frente a la tumba de sus fieles perros; o vagando por su dormitorio-despacho hasta la amplia ventana que se abre sobre un verde inmenso con la bulliciosa Habana y el mar en el horizonte.
Toda esta mística ha creado una leyenda acerca de la presencia en Cuba de uno de los más trascendentales narradores del siglo XX. Papá, como también le conocieron, encontró aquí tranquilidad de espíritu y cuerpo para entregarse a la literatura; y también amigos, historias y personajes que alimentaron sus novelas.
Finca Vigía es para muchos “hemingwayanos” el sitio que más testimonio brinda de su paso por la vida. La arquitectura y la ubicación geográfica de la casa lo sedujeron en 1939, cuando a propuesta de su esposa de entonces Martha Gelburn, decidió alquilarla.
Un año más tarde se verifica su primera prueba de gratitud con el lugar: parte del dinero ganado por la puesta fílmica de ¿Por quién doblan las campanas?, novela que terminó de escribir precisamente en la finca, los destinó a pagar los 18 500 dólares que le pedía Joseph D´Onos Duchamp por la propiedad. Desde entonces, y por más de dos décadas, Vigía fue su hogar.
Allí construyó un bungalow para las visitas y una torre con una habitación en los bajos donde se hospedaban sus 57 gatos y otra en lo alto, ventosa e iluminada, donde su cuarta esposa, Mary Welsh, lo imaginaba tecleando historias. Finalmente el salón resultó demasiado silencioso para el gusto del escritor y regresó a su despacho de siempre donde escribía de pie y descalzo, parado sobre la piel de un antílope joven cazado por Mary.
















Allí atesoran más de 9 mil libros, revistas y folletos hojeados en algún momento por Hemingway, más de 3 mil 500 fotos, manuscritos, mecanuscritos, cartas, su colección personal de obras de arte, sus trofeos de caza, sus ropas, sus armas de fuego, sus avíos de pesca …







Allí descansa también el Pilar, detrás de la piscina, bien conservado, como listo para echarse nuevamente a la mar, fiel al pacto que lo sentenció a quedar varado para siempre cuando uno de sus tripulantes faltara.
Gregorio Fuentes, el entrañable amigo, el Capitán del Pilar tampoco navegó nunca más. Él legó la propiedad de la embarcación al gobierno cubano con la certeza de que estaría, por siempre, a buen recaudo
Vígía son también más de cuatro hectáreas de tierras que aún funcionan como un pulmón para la localidad periférica de San Francisco de Paula donde está enclavada. Entre las ramas de sus numerosos árboles conviven, por ejemplo, 18 de las 21 especies de aves endémicas de la Isla. El microclima existente en esta colina, otrora torre de vigilancia del ejército español, y el cuidado humano, favorecieron la conservación de algunas especies vegetales en peligro de extinción como las palmas Petate y Corcho.
Todos estos detalles han sido incluidos en el proceso de restauración iniciado por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba en febrero del 2005 que ha contado con el apoyo de la Empresa de Restauración de Monumentos de la Oficina del Historiador de la Ciudad y de los especialistas del Centro Nacional de Restauración Museológica (CENCREM).

La restauración.

A pesar de los esfuerzos de los más fervientes admiradores de Hemingway, Vigía envejeció. Sus paredes se enmohecieron por la humedad, las termitas hicieron un banquete con las grandes vigas de madera que sostenían los techos y la estructura toda peligraba. Se imponía una restauración capital.
Instituciones norteamericanas comprometidas con la obra de Hemingway se interesaron por cooperar y la Isla aceptó el intercambio; pero Vigía, según el gobierno de George W. Bush, no merece hacer la excepción en el Bloqueo a Cuba, la finca no se yergue como un vínculo patrimonial compartido entre las dos culturas, es apenas una fuente de ingresos del gobierno Fidel Castro.
Esta actitud desvaneció algunas buenas intenciones y mutiló el acuerdo firmado en noviembre del 2002 entre el Social Science Research Council, de Estados Unidos, y el Consejo Nacional del Patrimonio Cultural donde se establecía un proyecto de recuperación, conservación y digitalización de cerca de 11 000 libros, cartas, revistas y folletos del autor de El Viejo y el Mar, Premio Pulitzer 1953 y Nobel en 1954, y que en un segundo momento contemplaba la reparación de la vivienda, el yate, la torre…























Cuba asumió entonces la restauración capital de la finca con un nivel de perfección que quizás ni el mismo Hemingway hubiera realizado. El principio asumido fue que todo debía quedar tal como lo dejó el escritor y periodista norteamericano en julio de 1960, fecha en la que salió de la Isla y nunca más regresó.
Su probado pragmatismo complicó las labores de conservación pues las soluciones de Hemingway a los problemas cotidianos muchas veces solo alivian el mal sin remediarlo. Cuando los techos se filtraron, por ejemplo, la orden del Papa fue hacer una cubierta encima de la defectuosa. “Esto obligó ahora a restaurar las dos”, aseguró Enrique Hernández Castillo, proyectista principal e inversionista del proyecto de restauración.
El estudio del color que tenía la casa en la década del 60 puso a prueba el talento y la experiencia de Elisa Serrano González como especialista en pintura mural y tratamiento de superficies. Los resultados de su estudio arqueológico parietal afirman que la casa no era blanca sino de llevaba ese tono mamoncillo claro que reviste hoy.
Elisa consiguió además develar escrituras ocultas en las paredes del baño privado: “Hemingway calculaba su peso con cierta frecuencia y escribía los resultados en la pared, algunas estaban expuestas, pero los especialistas del Museo sospechaban que existían otras. Luego de aplicar la misma técnica y remover seis capas de pintura, las encontramos concluyendo que además de su peso estaban el de uno de sus hijos y el de su amigo italiano Geanfranco Ivancich.”
La casa ya está totalmente lista y cada día se suceden las visitas de cubanos y extranjeros que intentan acercarse a este hombre que se definía a sí mismo como “un cubano sato”. Se trabaja ahora en la torre y el yate, para luego asumir la piscina, las áreas verdes, el desarrollo de algunos servicios, entre otros.

La ciencia arqueológica busca respuestas, huellas del paso del hombre por determinada época o lugar, pero en algunos casos se trata de conservar

















noviembre 08, 2006

Biatlé, fiesta deportiva

Temprano en la mañana se apreció un incesante ir y venir de los competidores por el circuito destinado para la cita del Biatlé en la Habana. Unos minutos antes de empezar los diecinueve encuentros programados, estaban en el escenario Klaus Schman, presidente UIPM, Ivar Sisniega, presidente de la disciplina para nuestro continente; y José Ramón Fernández, titular del Comité Organizador del Congreso Mundial Deporte para Todos, evento clausurado unas horas antes en el Palacio de Convenciones de la capital cubana.










Ivar Sisniega, presidente de la disciplina para nuestro continente participó en la competencia


Al centro el legendario Ramón Cordobés, ¡con 93 años!

Solo 10 segundos para depositar o recojer las pertenencias...

¡Y al agua!

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noviembre 07, 2006

diciembre 26, 2005

Niños de mi país/ Cuban children (II)

Las tardes del Almendares

Las tardes del invierno cubano suelen ser frescas, quizás como lo fueron un día las aguas del río Almendares que por esta época, corría manso en siglos pasados. De regreso a casa siempre cruzo Puentes grandes y veo el río correr represa abajo. A veces es mi memoria la que corre río abajo o río arriba por aquellas tardes, un poquito lejanas ya, en que me escapaba con los compinches. Admiradores como éramos, de Sawyer y Huck, explorarabamos esas márgenes pestilentes, con sus fábricas, desagües y caseríos.
El Almendares era nuestro Missisippi en escala. Desde luego, nunca llegamos a emplumar a nadie.
Era pura emoción. Y yo era todavía un niño. Como Reinier y Ernesto, que me los encuentro ahora en el mismo Puentes Grandes, de compinches, pescando. Y no puedo evitar volver sobre mi infancia otra vez, cuando también pescaba en esas aguas, un poco más arriba, allá en el Parque Lenin y sacaba biajacas con mi hermano y mi padre y mi vara de pescar hecha de bambú. Y los botes que, adolescente ya, monté en el Parque Almendares, aguas abajo de este Puentes grandes donde me he topado con estos dos niños y con mis recuerdos.
Dicen que uno es de grande el niño que fue.


--O--

Perhaps the afternoons of the Cuban winter usually are fresh, like were it a day the waters of the Almendares river that by this time, ran tame in last centuries. From return to house always I cross Great Bridges and I see the river run dam down. Sometimes it is my memory the one that runs river down or river arrives in those afternoons, just a little bit distant already, in which it escaped to me with the pals. We was Admirers of Sawyer and Huck, and we explorer those pestilentes margins, with its factories, water-drainages and small villages. The Almendares was our Missisippi in scale. It was pure emotion. And I was still a boy. Like Reinier and Ernesto, who me the encounter now in the same Great Bridges, of pals, fishing. And I cannot avoid to again return on my childhood, when also it fished in those waters, a little above, back in the Lenin Park and removed to biajacas with my brother and my father and my twig to fish done of bamboo. And the boats that, adolescent already, I mounted in the Almendares Park, waters under this Great Bridges where I have run into with these two children and my memories. Memories say that people is adult in the same way that boy who was.
































diciembre 25, 2005