Por Reno Massola
Las retretas, definidas como esa función musical nocturna al aire libre, generalmente en parques y paseos por una banda militar o de cualquier otra institución, no son un recuerdo de mi infancia. Cuando nací ya casi no se daban en La Habana, aunque en los pueblos del interior conservaron la tradición.
Un domingo caminando por Regla, ese municipio habanero de “ultramar”, buscando fotos distintas, sentí unos instrumentos afinando cerca del parque. Allí me topé con la Banda Municipal. Era mi cumpleaños y decidí regalarme una retreta. Disfrute cada pieza interpretada por músicos muy jóvenes mientras recordaba los cuentos que los mayores de la familia hacían de sus domingos del pasado.
Y me alegra que se intente mantener esta tradición que acerca la música a los parques y plazas. Y a los ciudadanos que se toman un receso en su bregar diario para escuchar una melodía que tal vez en el futuro les traiga remembranzas como a mis abuelos.
Un domingo caminando por Regla, ese municipio habanero de “ultramar”, buscando fotos distintas, sentí unos instrumentos afinando cerca del parque. Allí me topé con la Banda Municipal. Era mi cumpleaños y decidí regalarme una retreta. Disfrute cada pieza interpretada por músicos muy jóvenes mientras recordaba los cuentos que los mayores de la familia hacían de sus domingos del pasado.
Y me alegra que se intente mantener esta tradición que acerca la música a los parques y plazas. Y a los ciudadanos que se toman un receso en su bregar diario para escuchar una melodía que tal vez en el futuro les traiga remembranzas como a mis abuelos.
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