marzo 23, 2010
Calle 13 en la Tribuna Antimperialista de la Habana
Yimel Díaz Malmierca
La banda puertoriqueña se presentó este martes ante decenas de miles de cubanos en la Tribuna Antiimperialista José Martí.
Casi todas las personas con las que me tropecé en la tarde del martes 22 de marzo iban en dirección al mar, más bien hacia la Tribuna Antimperialista José Martí. Pocos querían perderse el anunciado y esperado concierto de Calle 13, más luego de la estela de diversión y privilegio dejada por el Concierto Por la paz, organizado por Juanes y compañía en septiembre pasado.
Pero con Calle 13 era diferente. Su música urbana, el rapeo inteligente y osado de lo que muchos no se atreven a decir, y los 12 Grammys ganados en su corta carrera, hacían de esta una oportunidad única: “Yo le dije a Juanes que si iba a hacer un concierto por la paz era mejor en Israel, que en Cuba era mejor organizarlo por la música”, aseguró René Pérez, Residente, en la conferencia de prensa ofrecida este lunes en el Hotel Nacional.
Y es que el vocalista de Calle 13 lleva su franqueza hasta las últimas consecuencias: No me interesa vender discos, dijo, el 80 por ciento de lo que hacemos es pensando en nosotros y el resto, en el público. Si después gusta, bien y si no, también.
Con estos preludios, algo interesante debía suceder en el concierto y así fue.
Residente, hasta cuando repite lugares comunes como el de halagar a las mujeres de los países que visita, suena sincero: “¿Habrá algún hermano que quiera presentarme a una hermana por aquí? Todas están bien buenas”, dijo con su habitual lenguaje urbano y se echó al público en el bolsillo.
Antes, con igual autenticidad el vocalista de la banda puertorriqueña había dedicado el Premio Internacional Cubadisco 2010, recién otorgado por el Comité Organizador del más grande evento de la música en la Isla, a sus colegas cubanos y particularmente a los que empiezan a cultivar ese arte: “No tengan miedo”, los exhortó, y a continuación interpretó, Se vale to-to, tema en el que habitualmente invita a varias mujeres del público para que bailen junto a él en el escenario.
Alegre y espontáneo, Residente elogió a los cubanos que prestan ayuda solidaria en distintos lugares del mundo, particularmente en Haití: “Latinoamérica y el Caribe tienen que estar unidos, es muy lindo ver banderas de distintos países entre público”, aseguró refiriéndose a las insignias de Bolivia, Argentina, Venezuela, Jamaica, Honduras, Cuba y Puerto Rico, que ondeaban en la multitud.
El escenario de la Tribuna estuvo decorado en esta ocasión por una obra conjunta de Kcho —uno de los anfitriones principales de la banda junto a representantes del Instituto Cubano de la Música—, Ernesto Rancaño y Luis quienes pintaron sobre madera las banderas de ambas islas compartiendo la estrella blanca y solitaria, alegoría al verso que define a Cuba y a Puerto Rico como de un pájaro, las dos alas: Este es un regalo de los artistas cubanos a Calle 13, dijo Kcho.
La agrupación dio este concierto gratuito con el “masacote entero” —así le llaman a la banda con todos los músicos— y René aprovechó la cercanía del escenario a la Oficina de Intereses de Estados Unidos para reiterar su postura antimperialista y anticolonialista: “Me van a tener que enterrar parao y con el machete al la´o”, dijo en el rap combatiente Querido FBI, compuesto en el 2005 luego de la muerte del independentista puertorriqueño Filiberto Ojeda, quien fue baleado y abandonado por representantes del FBI, y murió desangrado.
“A los del edificio que está allá atrás —aseguró refiriéndose a la Oficina—, les digo que tienen que soportar a los inmigrantes”, y a continuación cantó Pal Norte, tema que dedicó a los que se van, y también a los que se quedan, para ayudar a sus pueblos y a sus familias.
“Cuando te hacen una crítica, uno crece — comentó—, pero hay quien no te quiere y te critica pá joderte las pelotas”, para esos fue especialmente dedicado el tema Ven y critícame, donde se autoproclamó la voz del pueblo y afirmó: “ me importa un pito si mi disco vende”.
Casi a modo de cierre la banda, que sonó potente y bien centrada, complació al público e interpretó dos de sus temas más conocidos: Atrévete-te y La noche me sirve de sábana, este último grabado junto a Rubén Blades para el disco Los de atrás viene conmigo.
Para el cierre, René llamó a escena nuevamente a Kelvis Ochoa y algunos de sus músicos con los que se iniciaron los primeros 45 minutos de cubana música.
Luego de casi tres horas de canciones y baile, René reiteró aquello de que “el pueblo manda y los gobiernos obedecen, es algo que digo en todos los países que visito” y proclamó que “Calle 13 es la cabrona casa” de todos, y hacia ella se movió La Habana, o buena parte de ella, este martes.
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