noviembre 27, 2021

Otro 27 de noviembre en la memoria

 

 «Ni olvidados, ni muertos», se lee en pulóveres, pancartas y carteles. «Ni olvidados, ni muertos»: el mantra que une a la marea joven que se desborda escalinata de la Universidad de La Habana hacia abajo, por todo San Lázaro, a buscar el monumento que en Prado recuerda las ocho vidas segadas aquel 27 de noviembre de 1871.

La misma juventud que siglo y medio después de una de las páginas más tristes de la historia de Cuba aún se conmueve; se conmueve y sufre por la injusticia y la inocencia burlada. La misma juventud que es hija de su tiempo; pero consecuente, e impregnada de todos los sentimientos que se entretejen entre la ternura y la ira, ha estado unida por muchos «Ni olvidados, ni muertos».














noviembre 08, 2021

En la Red está la fuerza

 Publicado en Alma Mater el 7 de noviembre 2021

Texto y fotos Reno Massola

La ciudad amaneció cubierta esta mañana de domingo por una red. Temprano, la costa de varios municipios fue tomada por integrantes de los proyectos ambientalistas Ponte verde, Terra, Gama, El diente de perro, GAMA y el Movimiento Cubano de Excursionismo. Red verde, como se conoce esta iniciativa, reunió a varios proyectos ambientalistas en una acción de limpieza de zonas críticas como la desembocadura del rio Almendares y el Quibú, o las costas de Santa Fe, Cojímar o el reparto Camilo Cienfuegos. Es la primera vez de esta convocatoria mancomunada donde se aúna el esfuerzo de grupos que hasta ahora habían realizado de forma individual acciones ambientalistas. Coordinada además con la FEU, la UJC y la Empresa de recuperación de Materias primas que celebra sus 60 años, la experiencia deja como saldo positivo unas costas más limpias y la certeza que en el cuidado del medio ambiente han
de unirse todas las voluntades.








 
 

octubre 12, 2021

Génesis de la aventura

Publicado en la revista AlmaMater 30 de octubre 2021

Texto y fotos: Reno Massola 



Subir una montaña,dormir en una carpa o a la intemperie suena a aventura.   Lanzarse a la carretera con mochila y amigos va mas allá de esa estampa bucólica que nos imaginamos mientras los trotamundos nos desgranan sus anécdotas. Andando las lomas o remontando un río, se teje una suerte de camaradería fina y cálida, de esas que que incuban una buena amistad. Así,entre tropiezos y conversaciones van desapareciendo  los agobios en los que la rutina de la ciudad nos hunde a diario. Es como un retornar del alma al cuerpo, una carga fuerte de energía vital cada paisaje que se nos abre a la vista, cada ´pieza natural que nos sorprende en un trillo. Y las noches, escenario natural para las mas insospechadas tertulias, sellan la agotadora jornada con un descanso profundo y suficiente para levantarnos  a la mañana siguiente mirando la próxima cumbre. 
Nada que nos cuenten nos revelará la esencia y el misticismo de un encuentro cercano con la naturaleza. Y desde fuera, desde la silla del lector o el puesto de quien escucha los cuentos y anécdotas, todo se ve romántico, idílico. Hasta que decides convertirte tú también en un trotamundos. Es entonces,en ese preciso momento,que comienza la aventura.