En la mañana del domingo los vecinos poco a poco salieron a las calles y observaron con asombro la vasta destrucción. Algunos regresaban a sus casas después de pasar la noche custodiando bienes y la sorpresa desagradable les recibía: ¡el techo voló!.
Literalmente en las calles de Los Palacios sus habitantes caminaban por encima de los techos que en mil piezas se esparcían por las avenidas, entre cables y artículos domésticos convertidos en inútiles desechos.
Pero se consolaban: estamos vivos, es lo más importante. No hubo que lamentar muertes inútiles.
Y las manos solidarias han comenzado a tejer la reconstrucción. Las del pueblo, vecino a vecino, y las de los trabajadores de la electricidad de otras provincias que arribarían en la tarde de este domingo para restituir la luz eléctrica. Y la de la esperanza, que es importante también.
1 comentario:
Que lastima,me acorde de vosotros,espero que todo pase pronto y se recuperen todos los destrozos
salu2 amigo
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