Cientos de cubanos, y junto a ellos varios entusiastas extranjeros, dieron rienda suelta a sus pies por el circuito habanero. Una mañana de oro para los corredores pues el sol brilló, pero por su asuencia por lo que el recorrido se realizó en un clásico clima invernal cubano.
Derrochando esfuerzo y sobre todo, voluntad personal, uno a uno fueron arribando a la meta. Por sus pies o sobre ruedas, con los amigos y hasta con el perro. Una autentica fiesta deportiva , regalo por el aniversario 490 de la Ciudad de la Habana.
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